(He tomado “prestada” esta imagen para “graficar” sobre el
tema)
Muchas veces, nos podemos tentar de ir a comer afuera. Tal
vez queremos probar comidas diferentes, nuevos sabores, nuevas sensaciones…
Vamos a algún lugar que nos puede llamar la atención. Tal
vez que ofrecen una especialidad, o comidas de una región especìfica; o de
corte “rùstico”, etc.
Llegamos. Tal vez el decorado se ajusta al nombre del lugar,
nos puede gustar, hasta parecer ingenioso, o lo que sea.
Nos atienden solìcitos, miramos la carta. Nos “entusiasmamos”
con algún preparado.
Quien nos atiende toma el pedido y, nos ponemos a esperar.
Posiblemente, queramos ir a lavarnos las manos y pedimos nos
indiquen a dònde ir. Normalmente, los baños se encuentran de camino al sector
de cocina y…
… Resulta que, al pasar por el sector, la puerta de la
cocina està entornada y podemos mirar un poquito de ese “mundo-màgico-laboratorio-de-comidas-y-sabores”.,
y…
… Màs de una vez, encontramos que, justamente ese sector,
donde van a preparar nuestra comida, resulta no ser tan… “inmaculado” como
creemos. A veces, podemos llegar a sentir que es como si estuviéramos frente a
una extraña puerta dimensional que muestra un mundo que no se ajusta a nada
esperado, o conocido, o levemente lógico.
Està bien que, en toda cocina, son muchos elementos los que
se utilizan, los tiempos que se acortan según la cantidad de pedidos. Los
utensillos y platos se van apilando; cubiertos mezclados, etc.
Y… Es cuando podemos llegar a pensar que nuestra elección del
lugar, parece que no fuè muy … “acertada”!.
Es cuando se empieza a sentir esa inclinación a querer salir
rapidito del lugar.
Volvemos a la mesa. Sonreìmos un poquito y ya nos ponemos a
tomar consciencia de lo que nos rodea. Es como si nos sacàramos la venda del
entusiasmo y empezamos a dar paso a la razón:
… Y còmo andamos en el tema… “Higiene”?.
Nos traen la comida, miramos el plato. Revisamos los
cubiertos. Miramos si las copas están limpias y…
… Es como que entramos en un nuevo estado de consciencia.
Volvemos a mirar el plato, se vè apetitoso, huele bien y,
cuando vamos probar el primer bocado, es cuando de repente, nos entran esas
ganas imperiosas de querer rezar.
O, sì. Muchas veces,
terminamos pagando precios màs caros que los de una carta de menú.
MORALEJA:
Aprendamos a observar mejor dònde nos estamos metiendo, si
es en un lìo o una satisfacción.
ADRIANA GROSSI
29/10/17