(He tomado “prestada” esta imagen para “graficar” sobre el
tema.)
Cuando una persona decide ir a comer a un restaurante, de
cualquier tipo, cada vez màs se encuentra “expuesto” a diferentes “sorpresas”
donde, una comida que podría pensarse como momento de esparcimiento, deleite y
nutrición, encuentra que tiene que pasar por varias pruebas de paciencia,
inseguridad y, muchas veces…Desagrados varios.
Antes que nada, la persona debe tomar recaudos de què es lo
que quiere, què lugar encuentra y saber què es lo que sirven.
Ahora bien, puede que se encuentre en un lugar poco
conocido, tiene “hambre”, tal vez es lo que tiene màs a mano y no le queda otra
que recalar ahì…
… Como, también, tal vez existen varios lugares que ofrecen
distintas opciones y, por falta de paciencia, tiempo o distracciones varias…
eligió …”Mal” el lugar para ir a comer.
Parece que, cada vez màs, el futuro “comensal”, debe tener
toooooodas las “antenas-de-percepciòn” despiertas antes de dar rienda suelta a
lo que le “grita” el estòmago de… “Quiero comer”!.
Ir a cualquier lugar como para “saciar” el hambre y acallar
la “Pancita”…. Tiene, cada vez màs… Muchos “riesgos”!.
Tomemos el ejemplo de que se “encuentra” algún lugar para
comer, parece bien decorado, parece “limpio”; parece accesible en precio, etc.;
y…
Encontramos que, desde que la persona se sienta a la mesa,
observa mejor el lugar y, ese decorado que le pareció interesante, tal vez de
estilo o hasta divertido, mirándolo mejor, resulta que parece un galpón
abandonado, que hace tiempo que se “peleò” con la escoba y hay muchos lugares
“sucios”, descuidados y, resulta màs que es una sala de exposición-museo
porque, desde que se inaugurò, se dejò que la “pàtina” del tiempo hiciera de
las suyas.
Pide la carta y se encuentra que, si no "estudia” muy bien
cada plato, su composición y, la “frescura” de producto, puede estar a la
sombra de la falta de responsabilidad bromatológica del dueño del lugar o, peor
aùn… De quien cocina!.
Se puede presentar que, una vez que se sentò pensando que
iba a comer con tranquilidad, se encuentra con que, la carta del menú, descubre
que los precios son màs que altos y escapan a su bolsillo…
… Siempre, y es mejor, cuando la persona ingresa a algún lugar
para comer, puede pedir la carta para ver què sirven y tener referencia de los
precios, averiguar la forma de pago, etc., y no encontrarse con “sorpresas”… “Desagradables”…
… O, para aquellas personas consideradas màs… “Osadas”,
aunque haya tomado asiento a la mesa, si considera que existen detalles que no
le agradan ni le convienen, opte por levantarse y retirarse del lugar.
El hecho de querer comer algo, no quiere decir que, la “persona-posible-comensal”,
deba ser “prisionero” del lugar a donde entrò.
Como todo en la vida…
… Se tiene pleno derecho a elegir.
ADRIANA GROSSI
04/09/2018