domingo, 28 de abril de 2013

LAS BACTERIAS ESTÁN DE "FIESTA"!... HOY, TOCA POLLO!

 
¿A quién no le gusta alguna comida con pollo?. Al horno, con arroz, en cazuela... Hasta frito!.

Pues bien. Vamos un poquito más atrás de ese plato dorado y suculento que nos puede tentar!.

Ese pollo que compramos. ¿Es de granja o de dónde?.

Si es de granja reconocida, podríamos tener la certeza de que fue alimentado de forma "natural" y respetando su tiempo de crecimiento para, luego, transformarse en un pollo desplumado, sin vísceras y listo para la venta.

Ahora bien. Donde lo compramos, ese pollo; ¿Tiene la piel fresca o emana un olor dulzón y su color es tono amarronado y como si fuera papel encerado?. si es así... Deséchelo!. No es para nada fresco!.

Existen dos factores muy importantes en la "ética" bromatológica: La seriedad de quien vende el producto y el conocimiento sobre el mismo de quien lo compra.

si un producto no está en buen estado, no hay macerado con elementos ácidos, como limón o vinagre, ni condimentos, frescos o secos, que valgan.

El proceso de descomposición de la carne, en este caso de pollo, ya entró en acción.

Lo mismo sucede con esos "tentadores" pollos al spiedo que ofertan, en algunos supermercados, para la venta de comidas preparadas... ¿Eran frescos...O su vencimiento se les vino encima y tenían que darle salida de algún modo?.

Y hablando de "bacterias de Fiesta". ¿Qué pasa cuando compramos esas bandejitas con pollo o piezas de pollo?. Miramos la fecha de envasado, la fecha de vencimiento. Cuidamos que no tenga "líquidos" danzando alrededor de la pieza. (Si tiene líquido, la pieza pudo estar congelada). Seguimos con la compra de supermercado, vamos a la caja registradora. Hacemos cola. Nos dirigimos a casa. Guardamos toda la compra. Lo que corresponde a la heladera; pero... ¿A dónde fue a para la cadena de frío?.

Hablemos de un pollo sano, fresco y listo para preparar. No debemos olvidar que su anatomía presenta distintos relieves, con sus respectivos paquetes musculares, grosores y demás.

Si su cocción es al horno, entero, en el que su piel, pasado un buen tiempo de horno, nos presenta una seductora piel dorada y crocante... Fijémonos cómo está su carne en la zona de los huesos grandes: Si presenta jugos sanguinolientos y no se continúa la cocción, (Y hay que prestar muchísima atención). Ahí ya tenemos bacterias preparadas para la "Fiesta"!.

Por ejemplo, se nos ocurre comprar milanesas de pollo. Las pesan, las envuelven, las llevamos a casa. Primorosamente las preparamos al horno o fritas. Las servimos. Cortamos el primer trozo, y... Adentro, no están cocidas!.

Estudié mejor qué sucedía:

El "secreto" era que, quien vendía las milanesas, las apanaba varias veces para generar más peso al venderlas. Al cocinarlas, imposible que el calor de la cocción cumpliera su propósito ante esa "barrera" gruesa de huevo batido y pan rallado que impedía una correcta cocción!..

Moraleja: Haga usted misma sus milanesas de pollo!. De paso, puede comprobar si la carne de esa pechuga de pollo es... ¡Saludable!.


ADRIANA A. GROSSI

29/01/12

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario